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3D printing es la reproducción de un diseño con volumen que se creo en la década de los 80`s. Desde entonces, se han ido desarrollando modelos de impresoras de este tipo con métodos que permiten mayor precisión y cobertura.

Actualmente, la 3D printing se utiliza para prototipos, instrumentos y bosquejos. Sin embargo, hay impresoras más especializadas utilizadas en la industria de la moda, ingeniería, construcción, utilizadas en la fabricación de medicamentos y aquellas con aplicaciones biológicas que permiten la fabricación de implantes y tejidos orgánicos.

A medida las impresoras 3D se han convertido en herramientas más tecnificadas, también se han diseñado modelos más accesibles para el uso particular. El uso de este tipo de equipos permite crear modelos y producto final en menor tiempo y reducir los costos técnicos de fabricación, así como la materialización de ideas de forma cada vez más sofisticadas, entre muchos otros beneficios. La fácil adquisición de este equipo ha elevado los riesgos respecto a la piratería, falsificación y reproducción no autorizada sobre los productos que gocen de un diseño exclusivo.

Es aquí donde nuevamente el mercado se encuentra con la oportunidad de crear objetos que más allá de contar con una forma característica posean una función distintiva. A la par de cada invención y desarrollo de nuevos diseño nos vemos ante la necesidad de proteger las ideas de forma integral, sus nombres comerciales, formas tridimensionales, diseños industriales y modelos de utilidad que permitan el mejor amparo.

Graciela Cruz Raudales
Asociado Senior

García & Bodán
Honduras