Bastó con que el ex guitarrista del legendario grupo Pink Floyd, David Gilmour, escuchara en el año 2015 casualmente un jingle que se reproduce como anuncio en las estaciones de trenes francesas, para que esto sirviese de inspiración a su canción “Rattle that lock”, canción principal de su último álbum homónimo como solista.
Gilmour quedó tan impresionado con el corto musical que inmediatamente solicitó el permiso de su uso a su autor Michaël Boumendil, lo cual fue aprobado a su vez por la SNCF (Société Nationale des Chemins de Fer Français o Compañía Nacional Francesa de Ferrocarriles).
Gilmour y Boumendil firmaron el acuerdo correspondiente en el mismo año 2015, siendo que ambos fueron reconocidos como co-autores de la canción. Sin embargo, un año después, Boumendil argumentó que el uso de su jingle en la pieza excedió lo acordado en un principio siendo que autorizó a Gilmour a únicamente reproducir las notas musicales y no copiarlas de manera exacta, por lo que demandó al reconocido guitarrista. En el año 2018, la Autoridad Judicial competente emitió su resolución a favor de Gilmour, indicando que no se violó en ningún momento el acuerdo respectivo, condenando a Boumendil al pago de las costas procesales respectivas.
No satisfecho con el resultado, Boumendil presentó recientemente una apelación con lo cual pretende cobrar los daños y perjuicios sufridos por el daño causado por el alegado mal uso que se dio a su creación musical.
Definitivamente, la resolución final de este caso debe seguirse de cerca ya que podría representar un antecedente judicial importante en cuanto a la aplicación práctica de temas de Derechos de Autor y contratos en el mundo de la música.
Cristina Mora Granados
Asociado
García & Bodán
Costa Rica